miércoles, 17 de junio de 2009

Humilde homenaje a un grande...


Fernando Peña nació en Uruguay y de pequeño viajó a Argentina,donde se nacionalizó. Fue actor y trabajó en radio y teatro. Multi-sexual (así se auto-denominó en el programa de Andy: Argentinos por su nombre), aunque mas homo que hetero. Inteligente, zagas, introvertido, boca sucia, místico, laburador, luchador y puto (en todas sus interpretaciones).

Cuando se le daba la gana escribía. Cuando lo hacía, asombraba por su habilidad y sarcasmo. No tenía estereótipos. Fernando Peña fue un tipo único. Sin medias tintas. O blanco o negro. Sin hiporesias, esa que tanto abunda en este mundo de hoy.

Talentoso con todas las letras y provocador por elección propia partió de gira. Su show continuará en las tablas del cielo... o del infierno, donde sea que Fernando elija ir.


Desde este humilde homenaje a este grande de la televisión, la radio y el teatro, les dejo una nota publicada en una revista online.


"La sensación es espantosa, siento muy poco respeto por mi ser. Merezco morir como una rata rabiosa al salir del Instituto Alexander Fleming; me había prometido nunca más hacerme nada", escribió Fernando Peña en una de sus contratapas de Crítica de la Argentina. Fue el 6 de septiembre de 2008, cuando les anunció a sus lectores que padecía cáncer bajo un título explícito como Fernando Peña: "Otra vez me muero".

El cáncer lo mató este miércoles 17 de junio, cerca de las 16.40. "Tenía dos amantes, la vida y la muerte", dijo Moria Casán poco tiempo después de que Matías Martin diera la noticia en su programa de radio en Metro. Y esa fue, quizás, una de las frases más lúcidas de Casán en mucho tiempo. Peña lo decía, todo el tiempo, como en esa columna en la que anunciaba que otra vez iba a luchar por su vida: "...Otra vez me faltaré el respeto, otra vez lo haré, otra vez porque amo la vida, otra vez porque me encanta coquetear con la muerte...".

Peña falleció en el Fleming, del barrio de Belgrano, donde estaba internado desde "el jueves pasado", según confirmó a Criticadigital su amigo y compañero de radio Diego Scott.

Hace apenas unos días, vía mail, le había manifestado a su último productor teatral, Javier Faroni, que estaba mejor de salud y bien de ánimo, que quería volver al teatro lo antes posible. Pero desde hacía tres semanas no realizaba las funciones de Diálogo de una prostituta con su cliente.

Su productor contó, esta tarde, que debió impedirle subir al escenario, porque él quería hacer las funciones aunque le doliera todo el cuerpo. Peña era así: era puto, era irreverente, era actor y era conductor de radio; todo con la misma pasión y dedicación.

El 31 de enero de 1963, en Uruguay, nació Fernando Peña: "Esta marica patética, este monstruo impresentable o esta gran persona y este gran actor", según sus propias palabras en la columna que escribió para su último cumpleaños.

Llegó a la radio de la mano de Lalo Mir, quien lo descubrió cuando trabajaba en una aerolínea y hacía personajes por los altoparlantes. A partir de allí, también con la bendición de Elizabeth Vernaci, en los estudios de radio nació una bestia que impuso su propio estilo a través de personajes memorables como Cristina Patricia Megahertz, Martín Revoira Lynch, Milagros Dolores Guadalupe López López o Rubén Ramón Sixto Alegre (Palito).

Las mañanas, de 10 a 14, de El Parquímetro marcaron una generación -destronaron, incluso, al Cuál es?, de Mario Pergolini-. A partir de 2001 (mientras el Comfer prohibía su programa radial) llegaron las obras de teatro, donde llevó la provocación al extremo -una de sus obras "acababa" con él masturbándose- y tuvo reiterados escándalos con sus espectadores.

Polémica aparte, siempre generó éxitos: Ezquizopeña, Mugre, La burlona tragedia del corpiño y Ni la más puta, entre otros. Su paso por televisión, al contrario, no fue gran cosa. Después de un fugaz debut junto a Roberto Pettinato, puso a sus personajes en La Isla flotante, de Canal 7 en 2006, y tuvo participaciones secundarias en Sol Negro, Epitafios, La Isla Flotante y, más recientemente, Los exitosos Pells.

Además, hizo una aparición en la pantalla grande, en Pura Sangre, de Leo Ricciardi, y en 2007 publicó su primer y único libro: Gracias por volar conmigo.

Después de tanto coquetear, tanto provocar y de tanto luchar, a los 46 años, quien fuera verborrágico en vida, murió en silencio. Peña pasó sus últimos días con sus amigos más íntimos, quienes cuidaron que nadie supiera la gravedad de su estado de salud.

1 comentario:

  1. Simplemente hermoso esta reflexion... y muchas veces la enfermedad, el estres nos llegue a la vida o en las rutinas porque tenemos bastante edad y conocimiento y nos hace falta alejarnos de la ciudad por un tiempo y ponernos a meditar...
    Besos
    www.AristidesEchauri.Com

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